Que forma más fácil y cruel de llevar al pueblo hacia tus propios fines y reducirlo a simples masas que con la imagen más pura e inocente. A qué nivel nos rebajan en el momento que se utiliza a un niño de tres años, sin el mínimo uso de razón y mucho menos algún tipo de razonamiento acerca la situación. EL niño, que para la mayoría de las personas en el público y espectadores no es más que una "cuchura", es convertido, en un instante, en una herramienta y nada más, un objeto intencional y estudiado que priva a todo espectador de su poder crítico, sin darle tiempo a éste de siquiera darse cuenta, y desvía todo su discurso a algo tan simple y básico como es recibir una galleta de un lindo niño de una forma bastante peculiar ya que el niño le da su galleta masticada al presidente, que cegado se come, lo que nos vuelve a desconcentrar en el verdadero discurso que expresa y su fin político que nos debería de presentar una ideología, sólo eso. Es decir, todo lo que busca el presidente nos lo esconde y vende a través de algo que no tiene absolutamente nada que ver pero que para la ignorante mayoría inspira la confianza suficiente.
El presidente manipula sin alguna piedad jugando con el lenguaje y nosotros, hasta el punto de hacernos adherirnos a una serie de plantamientos sin tener razón alguna para hacerlo y privarnos de nuestra libertad discreta pero completamente. El manipulador logra distraernos hasta decidir por nosotros mismos, moldeando nuestras mentes con objetos que para nosotros nunca serían simples objetos como es un niño, pero el que manipula atenta contra su dignidad y lo utiliza, completamente claro de lo que representa para el manipulado.
Es cruel, fuerte y triste pero todos los días suceden miles de casos así, no sólo por parte del presidente venezolano el cual es sólo un ejemplo, sino por millones de personas, en todas partes, todo el tiempo y a quién sea.
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