La manipulación ideológica afecta a las raíces de nuestra conducta, a la orientación que damos a nuestra existencia, a la concepción del mundo y de la vida que otorga sentido a nuestro ser. La manipulación comercial determina algunos de nuestros actos de elección. La manipulación ideológica decide nuestra opción fundamental: la del ideal que orienta e impulsa nuestra existencia. Con ello domina totalmente nuestra voluntad y nuestro sentimiento. Se adueña de nuestro espíritu.
Un ejemplo claro de esto: con el expresivo lema "¡Déjate seducir!", una atractiva señorita ofrece un coche a un joven que permanece indiferente. La chica va vestida del mismo color que el coche y habla en plural para hacer causa común con él. De forma decidida afirma que ambos van a seducir al joven. Para ello se dirige a éste, con la falda levantada por las oleadas de entusiasmo que suscita el coche, y, mirando hacia arriba en actitud segura de sí, le promete que va a vivir una experiencia única, con una realidad de hermosa figura, "impresionante por fuera y llena de detalles por dentro". La interferencia constante -en la imaginación del lector- entre el coche y la joven confiere a estas palabras un carácter picante y seductor. Parece que se está ofreciendo al lector una aventura erótica, cuando en realidad sólo se le garantiza el viajar en coche, en un coche como cualquier otro. Pero la invitación a dejarse seducir crea un espíritu de hedonismo y fascinación. "Disfruta, gozarás, déjate seducir..." son palabras que instan a entregarse a las gratificaciones fáciles.
Yvonne Levy
1ero D
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escríbanos su comentario. Se lo agradeceremos