El mundo de la literatura está repleto de frases que pasan a ser hitos culturales, y esta no es excepción, siendo todo un broche de oro con el cual Gabriel García Márquez cierra una de las grandiosas novelas del siglo pasado: Cien años de soledad.
Para entender su vínculo y el aporte que le da a nuestra materia, es necesario colocarnos en el contexto de la obra: La historia nos presenta a la familia Buendía, desendencia icónica del fantástico pueblo de Macondo. A medida que la obra avanza, somos testigos cercanos de la naturaleza de la familia, que los predispone y condena a vivir incomunicados y con dificultad para relacionarse, y observamos como el pueblo sufre los estragos de tal incomunicación. Lo majestuoso de este relato reside en que García Márquez logra eficientemente hacer de Macondo y los Buendía una clara metáfora de Latino América y su historia, para demostrarle al lector, entre los muchos mensajes que deja el libro, que como continente poco a poco hemos ido acostumbrándonos a vivir a la deriva de un mundo que no sólo avanza sin nosotros, sino que se aprovecha de todo lo autóctono de nuestra cultura. De esta manera, el autor marca en nuestra mente una impactante precaución, y se convierte en luchador de la ignorancia. Es por esto, y con todo derecho, que se puede afirmar que con esta obra García Márquez alcanza la tarea norte de todo comunicador: buscar la verdad.
Y es que la incomunicación, y la negación por falta de luces de la misma, es uno de los factores determinantes para que una persona, o incluso una civilización, se aisle de la verdad, y por ende, del mundo. Una de las funciones del comunicador es precisamente acercar al público a la verdad, con tal de brindarle la conciencia necesaria de la realidad que lo rodea y de la cual probablemente no tenga noción, así sea una terrible soledad a la cual se está predisponiendo. Pero recordemos que, después de todo, cualquier ser condenado a la soledad es inevitablemente dejado en el olvido.
Alda, se me olvido poner mis datos. Acá te los anexo para que estés al tanto del autor de este blog.
ResponderEliminarGuillermo de la Rosa
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