"Gracias al lenguaje, la religión y la ciencia, los seres humanos han construido su propio universo - un universo simbólico - que les posibilita entender e interpretar, articular y organizar, sintetizar y universalizar su experiencia". El hombre, a través de la inteligencia (o con su ayuda) es capaz de pensar, gesticular, analizar, hablar (la lista es sinfín). Los autores Francisco Conesa y Jaime Nubiola ponen en perspectiva que hay tres elementos de la vida humana que juegan el papel, digamos decisivo, para el desenvolvimiento del individuo y su verdadero goce. Son la religión, la ciencia y el lenguaje. Sin embargo, podríamos agregar aquí una cita del filósofo Juan Manuel Burgos: "Hay una primacía esencial y temporal de la inteligencia en cuanto al lenguaje pero este, a su vez, influye en la formación de la mente y en el desarrollo de la inteligencia". Es decir que, sin duda, inteligencia y lenguaje son interdependientes. Como decía, para el desenvolvimiento del hombre su característica de -ser pensante- debe estar siempre presente, de manera que confluya con los dictados de su alma y pueda, así, ser hombre: entender, interpretar y organizar su experiencia; lo cual logra a través de sus habilidades lingüísticas. De esto se trata la comunicación. Del contacto con otro para compartir experiencia (ya sea en cuanto a acciones, pensamientos, sentimientos...). El hombre tiene infinidad de posibilidades en el universo que ha creado, y a través de las herramientas que adquiere con el tiempo se va haciendo más o menos capaz de hallar la verdad, que es el fin último del hombre. Lograrlo depende de uno mismo.
Melanie García. Sección C. Teoría de la Comunicación. Prof. Alda Da Silva de Machado
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