Estamos frente al surgimiento de una república dentro del ciberespacio: la república digital, espacio fecundo donde se están dando, entre otras cosas, nuevas reflexiones e intercambios de ideas, donde se está interpretando al hombre y a su que hacer. Pero también estamos otra vez frente a un viejo problema: ¿cómo interpretar la realidad? ¿Cómo interpretar lo verdadero y lo falso?.
El concepto de periodista digital acarrea toda una serie de ventajas en cuanto a la práctica como también una serie de incógnitas y problemáticas. Las nuevas tecnologías de información no sólo realzan el canónico debate de teoría versus práctica, de periodistas buenos sin estudios contra periodistas malos con estudios; sino que le suma la problemática de que ahora el soporte para transportar la información a miles de personas está al acceso de todos.
El periodista que trabaja “en red” está sujeto a un feedback constante, está interconectado a fuentes, periodistas, receptores e interactores. Rompe con las rutinas periodísticas convencionales en las que el periodista volvía a la redacción a escribir el artículo, para luego entregarlo a su editor para que lo corrija y decidiera si es pertinente o no publicarlo en el diario del día siguiente.
En conclusión, el periodismo de la era digital ha perdido la centralización y ese cerrado accionar que tenían los periodistas antes de la oleada de internet, ahora con las nuevas técnologías, entre ellas la "(venida de internet 2.0)" cualquier persona puede ser comunicador e informador, gracias a los mensajes instántaneos, al puñado de medios y fuentes que se obtienen en el ciberespacio. Asimismo causa la pérdida de la interactividad con la verdad, y permite que la propia verdad es la que decide exponer la misma audiencia y no los comunicadores. Gabriel Torres 1ero "D"
El concepto de periodista digital acarrea toda una serie de ventajas en cuanto a la práctica como también una serie de incógnitas y problemáticas. Las nuevas tecnologías de información no sólo realzan el canónico debate de teoría versus práctica, de periodistas buenos sin estudios contra periodistas malos con estudios; sino que le suma la problemática de que ahora el soporte para transportar la información a miles de personas está al acceso de todos.
El periodista que trabaja “en red” está sujeto a un feedback constante, está interconectado a fuentes, periodistas, receptores e interactores. Rompe con las rutinas periodísticas convencionales en las que el periodista volvía a la redacción a escribir el artículo, para luego entregarlo a su editor para que lo corrija y decidiera si es pertinente o no publicarlo en el diario del día siguiente.
En conclusión, el periodismo de la era digital ha perdido la centralización y ese cerrado accionar que tenían los periodistas antes de la oleada de internet, ahora con las nuevas técnologías, entre ellas la "(venida de internet 2.0)" cualquier persona puede ser comunicador e informador, gracias a los mensajes instántaneos, al puñado de medios y fuentes que se obtienen en el ciberespacio. Asimismo causa la pérdida de la interactividad con la verdad, y permite que la propia verdad es la que decide exponer la misma audiencia y no los comunicadores. Gabriel Torres 1ero "D"
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